Me quedan 20 páginas para terminar “Lolita” de Nabokov. Como ya había hecho una reseña en algún pós anterior, me excuso porque sé que me he demorado un kilo en leerlo, pero así soy para algunas cosas, sobretodo lento. También medio leso, pero ese no es el tema, o bien puede serlo, pero mejor dejémoslo entre líneas. Lo que me convoca, después de varios días sin escribir, tiene que ver con la voz narrativa del libro y el encantador efecto que me produce. No quiero parecer cursi hablando en términos literarios que apenas conozco y mucho menos hacer una crítica del libro, cuestión que supera con creces mi capacidades, y que por cierto no la necesita, pero me parece adecuado que al estar escrito en primera persona haga ese acote y que aclaremos que no se me ha pasado por la cabeza la tamaña sandez de andar criticando cosas sin tener la experticia para hacerlo. Sería extremadamente narcisista, ingenuo y boludo de mi parte siquiera pensarlo. Pasa qué, el protagonista, Humbert Humbert, si dos veces, más allá de las críticas que nuestra parte moralista pueda hacerle es en extremo un ser encantador. El hombre tiene una obsesión del todo pecaminosa, no está de más decirlo, que ha ido determinado fatalmente su vida y que ha, a modo de encontrar justificación a su hacer, estructurado un sutil cinismo que resulta la mar de atractivo (robo aquí una expresión de la traducción). La historia la deben conocer. Hay dos películas al respecto. No he visto ninguna, pero asumo que al menos una habrá plasmado esta característica que les cuento. El tipo es un pederasta a más no poder, vale decir, gusta, sexualmente hablando, de las niñas que habitan en ese limbo que sería la preadolescencia o pubertad más precoz. Ese limitado conjunto de años en que unas adormecidas glándulas en la zona media del cuerpo comienzan torpemente a liberar los mensajes que harán de cada uno de nosotros un hombre o una mujer hechos y derechos (aunque algunos no tanto). Ninfulas les llama, lo que equivaldría, creo, a futuras ninfas en estado de proceso. Aclaro altiro que me parece pésimo, del todo deleznable y por sobre todo una bajeza, pero ahí está el encanto del libro, porqué finalmente ante tamaña atrocidad ¿cómo es posible llegar a encontrar encantador al abominable ser que es capaz de destruir a quien ama por la sola necesidad de poseer? Ahí es donde aparece la tontera personal, sin perjuicio de los méritos del escritor, que ya sabemos ha inspirado a otros seres además de mi humilde persona.
b
Pensé que podría ser el narcisismo del personaje el que me atrae, pero no. Hay otro ejemplo, mucho menos realizado a mi parecer, e insoslayablemente más desagradable que H.H. No sé si vieron “Gotas de Agua Sobre Piedras Calientes” de Ozone. Ahí aparece otro de estos tipos abusadores, de narcisismo en magnitudes similares, pero sin la gracia del protagonista de mi libro, aunque con igual capacidad de catástrofe y destrucción. Solo hay que ver quienes lo acompañan: su amante antiguo que termina con tetas para complacerlo, la novia del amante actual que lo viene a rescatar y que sucumbe ante su encanto, y este último, un adolescente inexperto y fascinable, que cual idiota Romeo, no encuentra otra salida que acoger la mano de la muerte ante la imposibilidad de ser amado por el objeto de su amor. El ahogarse bajo la propia imagen aparece como una alpargata ante tanta desgracia. Además, narcisistas de la vida real he conocido y solo he enganchado significativamente con uno. En suma, no es ese el rasgo interesante.
b
He pensado, entonces, que lo que lo hace atractivo debe ser el cinismo con el que encara su dualidad de narciso y pederasta, y el sarcasmo que usa para, sabiéndose patético y absolutamente perdido (o desgraciado por la vida), superponerse a una realidad que ampliamente lo supera. Y eso puede ser que lo haga interesante, porque, abstrayendo la perversión puntual, bien podría(mos) instalarnos en su lugar y ver el mundo con la misma tenebrosidad e incompresibilidad que el lo ve, y con igual sinosidad (de sino) con que probablemente, porque no lo expresa, lo siente.
b
Admito, entonces, que de alguna abstracta manera de ver las cosas y el mundo que nos toca vivir, el cinismo y el sarcasmo se pueden transformar en un rasgo de personalidad del todo deseable de incorporar a la forma de enfrentar la vida. Suena feo y algo perverso, pero ¿no les parece, al menos, interesante y sutil? No sé, puede que me resulte fácil caer en ese juego y simplemente justificar con este personaje que encontré, mi reciente fascinación por estas dos características. Repito, no sé, mi tórpida mente no creo que sea capaz de aproximarme a una respuesta en este momento. Además, sospecho que hay cosas más interesantes por ahí que resolver. Debe haberlas o, al menos, debería.
b
Eso
b
B.
domingo, 9 de marzo de 2008
H.H.
Escrito y dirigido por Blefaroplastía tipín 8:21 p. m.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
8 comentarios:
Me suenas a alma buena que quiere sentirse mala, que siente el atractivo del lado oscuro pero la esencia del ser no lo permite. Alguna vez pensé que el mejor nombre para una discotec1 era "Narciso" y creo que sigue siendo un buen nombre, aun cuando hoy creo que sería una del tipo gay. Por estos lados de más que se encuentra consentimiento, en la más pura raíz de la palabra, porque es difícil no haber querido ser en algún momento perverso o el ejercer el narcisismo.
(no sé si se entiende, tal vez si se lee lento, pero me da un poco de lata revisar si quedó bien, sorry)
Slds
No he leído el libro (está en mi lista de pendientes) ni visto las películas.
Dicho eso, debo agregar que con el análisis planteado en el post me enredé su poco; hay situaciones para las cuales aplico un criterio bien simple.
Abrazo!
No se por qué creo que eso de "incorporar" a uno le resulta sólo a veces o sólo por un rato. Me ha pasado con otros libros e incluso películas. Si, muy engrupido.
Muchas veces uno tiene necesidad de leer entre líneas, y el que busca siempre encuentra. Pero te aseguro que a Nabokov no se le ocurrieron tantas cosas mientras escribía el libro.
Las adaptaciones de Lolita son buenas, la de Kubrick y la de Lyne, aunque la de Lyne, con Jeremy Irons te puede decepcionar, pues no es la lectura de personaje que le estás dando, Irons, da otra sensación.Al menos a mi.
Bye.
PD: François Ozon, es Ozon no más...sin "e" al final.
me he encontrado de frente con personas sarcásticas y con toques de cinismo...
los "olfateo" bien...para alejarme rápidamente...
por eso solo me relaciono con personas "guenas"..que se rajan con la otra ronda de ssshopsss...
Salud.os...con aire a otoño
mmm...me siento superflua,mi lectura playera veraniega, fue...Harry Potter y el principe Mestizo...mmm...y no tengo nada que comentar de el, salvo que lo encontre entretenido y livianito...
eso.
saludos
Ni libro ni peliculas... pero viste Hard Candy?
Scary.
De "gotas que caen sobre piedras calientes" me dijeron era muy mala; que jamás la vida había sido así, (creo es mucho peor), puede que esa persona se haya sentido identificado con el protagonista, por eso la desaprobación.
Lo que es a mí, me gustó muchísimo, sobre todo el personaje que termina convertido en transexual, hasta creo que me identificó.
Lolita no la he leído ni tampoco he visto la película; lo más probable es que primero vea la película, y de ser así, ojalá sea la versión de Stanley Kubrick, espero tu también hagas lo mismo.
En cuanto a la médula de tu tema. Las personas somos todavía más perversas y oscuras, es nuestra naturaleza.
Eso.
U.
Sal-udo.
Debiera leer ese libro. Sólo vi la película de Kubrick, hace como 20 años. Sólo me acerdo que era bien angustiosamente patético todo.
Lo del cinismo y el sarcasmo es súper atractivo en dosis medidas. Si te pasas con la tontera te vuelves bien insopo y predecible (that's a fact)
Creo que tu grado de sarcasmo actual y natural es perfecto.
Abrazos
JUL.
Publicar un comentario