Dulces y agraces

O de como podemos ser enfermos de afinados y tirarnos, al unisono, los mejores peos. Total, mientras existan dos hoyos distintos, varias cosas pueden suceder al mismo tiempo. Vamos una y una.

Rechazo precoz: Mi madre estaba obstinada con la idea de que fuera a un colegio bien, así que en mi más precoz infancia me sometió a cuanto tés de ingreso encontró. Por supuesto, no quedé en ninguno. Limítrofe me encontraron según ella. Obligá a meterme a este colegio alternativo de curas rojos donde estaba mi tío. Total, era llegar y entrar.

Doble 7: Así no más me dijo el profe de castellano que iba calificar mi prueba de Cien Años de Soledad. Como no me podía evaluar con más nota y quería destacar la calidad de mi respuesta, me la repitió. Por supuesto, después me fui de cachamales en el recreo, pero sobreviví. Fue divertido, porque la única pregunta era hacer un paralelo entre el libro y la realidad, o algo así, y todos hablaron de las democracias en latinoamerica o el tema de la conquista y la independencia, o custiones parecidas, que era lo que se supone habíamos pasado en clases, y que yo en el apogeo de mi déficit atencional, por supuesto no atendí, así que me largué con que era una metáfora del paso de la niñez a la vejez y de sus momentos más significativos. Finalmente resultó, aunque algunos dicen que quería puro conmigo, porque de ahí en adelante me llenó de sietes.

Promedio 3,5: en el mismo trimestre, pero educación física. Soy negaito, que hacerle. Pero la culpa es exclusivamente de las unidades de football y basketball. Porque el tés de Cooper me lo hacía en posición invertida si quería, pero ¿Como chucha te pueden poner nota por dribliar? ¿Qué es eso, de entrá? ¿O por una canasta? Cuando la única que conocía la jugaba con mi abuela en la playa. Nada que ver. Si me hubieran pasado unos skies, un siete en slaloom, pero dribliar con un balón pegado a mis dos pies izquierdos, ni en mis más húmedos sueños.

Nota 8: En mis años de arquitecto. Era el trabajo final de introducción. Lo dejé y me fui de vacaciones de invierno a las europas. A la vuelta mi patner me cuenta que en la corrección lo tomaron de ejemplo y le pusieron un 8. No tenía ni un numerito escrito, pero la nota explicaba el promedio. Los arquitectos siempre han sido sujetos raros.

Uno+ uno+ uno+ uno = promedio uno: Que manera de no cachar nada. Todavía. Era algo así como geometría eulalica o circumbirúndica en la U. Simplemente no hubo caso. Ocupado todo el rato. En la última prueba, incluso, un compañero me pasó su hoja para que la calcara, porque cachó la mía tan blanca como mi conciencia. Aun así, un uno. Obviamente, no iba ser tan patuo como para reclamarle al profe que tenía lo mismo que mi compañero y el tenía un cinco. Me hacia una sola pregunta y me iba al pico. Muy mal. ¡De repente me cacharon copiando jevi metal!

Mejor amiguí: una vez me lo saqué y me cargó. Claro, como prestaba todos los cuadernos y le enseñaba a todos los que no entendían, ni huevones. Démosle el mejor amigo para que siga así, pero a la hora del carrete... Cri, cri, cri, cri. Por suerte tenía otras amistades por ahí. Después caché que el patrón se repetía en todas partes.

Debiendo nota: En la u también. Control de anatomía. Verdadero y falso, pero con grados de seguridad. Un invento genial. Para cada pregunta uno debía poner si la respondía inseguro, con dudas, o segurisimo. Si estaba buena y era seguro se te sumaban más puntos que si es que la habías respondido inseguro. Si estaba mala, lo mismo, pero al reves. Resultado, muchas malas muy seguro. Me saqué algo así como un menos tres o menos cuatro. Nunca supimos que hacer con el punto base. Lo peor es que el puntaje que quedabas debiendo te lo cobraban al control siguiente. ¡Hay que ser muy hijo de puta!!!. Francamente.

El mejor: Así no mas dice el galvano que me gané en el diploma de gestión en bla bla bla, de la casa de Bello. Es de esos de terciopelo azul. Una lindura rangosisima. Pero de abrazo de ministro me fui poh. La frasecita también aparece en un certificado piñuflo del ACLS. Un 95%, no es menor. El más alto en todo caso del grupito de colegas con que lo hice.

Premio Limón: Este es reciente. Salí elegido el más ácido de todos. ¿qué tal? Lo más injusto que he escuchado. Cuando soy un amor de persona. Claro que si los vieran, cacharían que da un poco lo mismo. Nadie puede ser así. FRANCAMENTE.

Hoy: me felicitaron por mi presentación de ayer. El desplante, como expuse las ideas, mis conclusiones. Mi jefa se expresaba usando los brazos y las manos para tratar de explicarme lo excelente que estuvo todo y lo sorprendida que estaba de mi capacidad de integrar y generar ideas y conceptos nuevos valiosisimos.

Ayer: me encontré con alguien. No supe que hacer ni que decir. Si hubiese cargado con menos años, habría arrancado hacia la izquierda. Con todas mis arrugas a cuestas solo me quedé y pior pior.

Eso

B.